Modulo VIDA
En este módulo tendremos DOS CLASES
Clase 1
vamos a trabajar con LA META, y vamos a encontrarla en el contexto de lo que representa tanto para mi vida, como para mi obra, generando un CAMINO QUE ENTUSIASME para lograrla.
En la SEGUNDA CLASE de este módulo vamos a trabajar con LA LLAVE:
para Destrabar Proyectos, lo cual incluye temas profesionales como personales, incluyendo “La teoría del autoboicot” o “El ABC del Genio Incomprendido”
……
LA META
Emprender es una invitación al pasado, al presente y al futuro, a que nos propongan a qué quieren jugar.
A que tomemos eslabones perdidos o enredados de la historia familiar, social, individual, que piden a gritos ser soltados, liberados.
¡Y qué mejor que la creatividad artística! para incorporarlos, mostrar al mundo esa parte mal olvidada, no contada, excluida, por temor al dolor, a la repetición.
Y ahí surge lo nuevo, la transformación del nudo de la historia real, en un nudo de una historia a contar. Inicio, nudo, e invitación a un desenlace.
Como artista, hay que mirar las cosas tal como son, y mostrarlas al mundo de un modo que las otras personas las puedan aceptar e integrar. Pero primero debemos hacerlo nosotros. Cuando le podemos dar un lugar en el corazón a esa etapa, situación, persona, sentimiento -olvidado o excluido-, entonces fluimos, y la obra se enriquece. Encuentra “eso” que es “lo que nos viene bien contar al mundo”. Si lo hacemos hasta llegar al punto del sentimiento puro, de la sabiduría trascendental y del soltar los apegos y rechazos excesivos a la situación y personas involucradas… entonces podemos llegar al plano del amor a las cosas tal como son. Desde allí, la materia prima para temáticas, matices y nudos de una obra, excede la huerta de la creatividad y se transforma en un campo sanador. ¡Plim!
Es ideal tener un tipo de proyecto que nos motive. Algo que nos gusta y nos hace bien. Algo en lo que somos buenos y que es “nuestra misión”. Entonces, con ese nuevo aliciente, la verdad que sí da ganas de meterse en el fango a desenterrar un par de muertitos que no queremos ver, o calzarse los guantes de amianto para meternos en la brea caliente del trauma, o clavarse un par de agujas anestesiantes (amor direccionado) para realizar la cirugía que quite la espina, o reconecte la aorta tapada. Bienvenidos los proyectos del alma, pues. Y a seguir adelante. Porque el amor es personal. El amor es direccionado. Eso del amor “a todos” y “universal” es muy perfecto, pero el amor direccionado a personas específicas, situaciones, experiencias, y roles, es amor de ida y vuelta. Ese amor, al ser “a todos” y “universal” significa que no podemos excluir de nuestro dar y recibir amor, a nadie y a nada. Y cada cual tendrá su manual y librito de qué es todo y qué es lo universal. O qué o quién es la fuente. La vida se destraba cuando direccionamos el amor a esa situación o persona que no amábamos. Eso es todo, amigos. Pero, atención, se amor direccionado, también, tiene que ser ordenado. Un día ampliaremos “los 3 ordenes del amor” según el creador de las Constelaciones Familiares, Bert Hellinger.
LA VIDA Y LA OBRA ES COMO CAMINAR CON DOS PIES. Avanza la Vida. Se frena. Avanza la Obra. Se pausa… Un paso para atrás, dos para adelante.
Si quiero contar algo al mundo, con ese talento que tengo para hacer algo lindo y bien, pero no voy al punto que me lleva a vivir una vida interior e íntegra más entera, entonces soy un mentiroso. Soy el falso exitoso que llega a la casa y se morfa una tristeza marca Valium.
Ahora bien, si logro armonizar una vida bien sanada y contenta, pero no logro contarlo al mundo, teniendo un talento especial que me permite hacerlo bien, o estudiando alguna disciplina para hacerlo, entonces soy un tacaño. Quiero ser feliz yo solo. Me pierdo el disfrute de hacer feliz a los demás. Pero si le agarráramos la vuelta, el remolino no tendría ni fondo ni final; se puede incrementar la integración, la sanidad y la alegría hasta un plano ilimitado. Así dicen los maestros, que lo han visto, vivido y experimentado. Amén.
Cuando esta multiplicidad de combinaciones se activa en nuestro fluir diario, pues entonces ocurre algo increíble: es CUANDO “LA OBRA” ESCRIBE “LA VIDA”. Es cuando la obra se frena, hasta que vivamos la experiencia que debemos vivir. Es cuando la obra sirve a nuestro desarrollo personal y no le importa mucho el éxito profesional. Es cuando la obra se vuelve nuestro titiritero. Es cuando la obra nos obliga a cambiar, recambiar, corregir mil veces, abrir la mente y el alma, etc… o sino nos enferma, nos vuelve pobres, nos hace pelear con gente y hasta con dios. Cuando la obra escribe la vida, la felicidad es inconmensurable. Es un estado de gracia en el cual queremos simplemente vivir en esa sincronía, y no hay otro premio, aliciente o deseo posible. Cuando la obra escribe la vida, descubrimos que hay un gran guionista, músico y pintor; constructor, artesano y alquimista; poeta, escultor y director, que está manejando la obra cósmica, a la que nuestra obra y nuestra vida, pueden sumarse en sincronía, como una coreografía divina de placer espiritual. Cuando la obra escribe la vida, estamos en buenas manos
Clase 2
En la Segunda clase: CUANDO LA OBRA SE TRABA, o la expresión, la creatividad, etc… por regla general, puede ser que, la misma, está llevándonos a explorar una parte de nuestra vida, presente o histórica, que no queremos ver. Incluso puede ser algo de más de una o dos generaciones.
¿“POR QUÉ NO TERMINO LOS PROYECTOS”?
por regla general suele ser que hay una parte nuestra, muy profunda y olvidada, que es diez veces más importante que nuestro proyectito para alimentar el ego, el bolsillo y la atracción romántica y sexual. Estamos hablando de los secretos privados, los silencios perdidos y las ollas bajo tapa de presión.
Entonces éste es EL ABC DEL GENIO INCOMPRENDIDO, ese sentimiento de que los otros no ven mi potencial
Y he aquí LA TEORÍA DEL AUTOBOICOT: esa serie de acciones que hacemos que jalan al caballo de la meta ahí, justo cuando estábamos a punto de cruzarla.
Como un experto luchador de Judo, nuestra honda alma nos hace tomas de combate que nos dejan en la verja del éxito, tras las rejas del trofeo y con el deseo incumplido entre las cejas. La gente se ríe de nosotros, nos burla, nos menosprecia, nos consuela o nos tilda de locos, en el mejor de los casos. Y nosotros también lo hacemos con nosotros mismos y con los otros “perdedores”.
Atravesar la pérdida (la verdadera pérdida, la de la identidad, la del duelo no hecho, la de la sangre de la herida no cerrada, la del sentimiento de ausencia, dolor, ira o fantasía no cumplida) es la oportunidad de hacer como los judocas, que usan la energía del oponente para vencerlo, tocando justo en ese punto débil, usando la fuerza del otro, y calzándose el cinturón negro con tercer dan. Cuando podemos ver las sensaciones que nos traspasaron de que “salió todo mal”, “tuve tanto miedo” (y tengo), “me dolieron los huesos” o “lo quería matar”… cuando puedo reconocer esos sentimientos, y permitirles (con amor) a que se queden (y bien direccionados con respecto a las situaciones y personas que generaron esas emociones), entonces es más fácil conectar con la alegría, la dulzura, la pureza, la energía, la paz y demás, vibraciones genuinas, que también han quedado grabadas en esas etapas de la vida, con esas personas y en esas experiencias.
Entonces podemos agradecer a todas, todos y todes; y a la montaña rusa de las sensaciones y las vivencias, por ser parte de mi vida, de mi aprendizaje y enseñanza y, claro, de la creación, de las leyes de la creación, y del manantial de la creación. A entender que aunque no lo entienda todo tiene un por qué.
Allí, la creatividad para convertir a los enojos en espadas de luz, a los dolores en sensibilidad, dulzura y belleza; a los miedos en prudencia y protección a lo frágil, y a las ausencias y pérdidas en entrega al destino y aceptación de las leyes cósmicas… entonces el amor, la alegría, y la verdad; la paz y la algarabía, y las mil cualidades, valores y experiencias deseadas y deseables, conocidas e inimaginables, se vuelven una explosión expansiva que toca a los que nos rodean, y a los que rodean a los que nos rodean, y a los que rodean a los que rodean a los que nos rodean…
Y así, aunque yo tenga un pequeño pincel de un pintor, en una piecita invisible en un rincón desconocido de una ciudad inmensa… ese pincel puede cambiar el mundo. Se dice que no hay ninguna persona a la que no estemos conectadas a través de 7 personas que se conocen las unas a las otras. Con 7 “compartir”, o 7 “boca en boca” podemos llegar a cualquier humano del mundo, incluso a aquellos que manejan el mundo. He dicho: pinta tu aldea, y pintarás el mundo.
Hay sólo un botón para cambiar el mundo: ese botón se llama: el alma.
Pablo Schteingart
Constelaciones para Proyectos Artísticos